martes, 30 de marzo de 2010

LA OBLEA DE SU LENGUA

Caminaba como quien algo desea, pero no era el Deseado. Mil veces mudo, mis oscuros ojos de turba y madera provocaban en quien tenía la osadía de mirarlos con cierto detenimiento algo parecido a la estupefacción. Veían en ellos el deseo, el auténtico milagro de la verdad árida. Impecablemente excesiva, su belleza me resultaba por momentos aterradora. El deseo de su carne era tal que detectaba en el aire su presencia, la olía. Tiempo. Pensaba que hacía falta tiempo para que el invierno mudase en primavera y para que esa mezcla de veneno y agua convirtiera la materia sin gracia que me da soporte en algo no menos desgraciado pero más soportable. Pensaba también en la oblea de su lengua derritiéndose en mi paladar. Tiempo, me decía, hace falta tiempo.

lunes, 29 de marzo de 2010

AÚN RESPIRO

A hervir el pasmo que padezco hasta que nazca en él el orujo de la podredumbre fermentada. A eso puedo aspirar. A que en lo más hondo de mí rareza crezca el insomnio de la desmesura. A rumiar la forma de su lengua de barro. A eso también aspiro. Y a que su sombría cabellera de sombra mansa conforme el odre que de descanso al cojitranco estremecido, y a que este hueco frenesí al que me obliga la distancia termine por dejarme convertido en un mejunje de luz de luna. A todo ello aspiro, y es por todo ello que aún respiro.

domingo, 28 de marzo de 2010

PREFERENCIAS

Me dolía la espalda y me dijo que probara a dormir sin almohada. Toma buena nota de los muertos, me dijo, que duermen sin almohada y no sienten ningún dolor. Y es verdad. Yo vivir, lo que se dice vivir, preferiría vivir sin dolor. Por eso, siempre que puedo, vivo en mi periferia. Y morir también. También preferiría morir en mi periferia. Claro que este último extremo periférico no lo tengo ya tan claro. Creo que morir, lo que se dice morir, no me gustaría morir en ningún lado especial. Es difícil encontrar un lugar tranquilo donde lluevan los besos sobre los besos sepultados.

sábado, 27 de marzo de 2010

HACIA EL VIENTRE DE LA NUBE

Desde el interior de una nube repleta de obsesiones pasaba los días acurrucado en mi conciencia formulando hipótesis inútiles y durmiendo a pierna suelta, ya que esa y no otra cosa era la voluntad de mi buen dios. La tentación de la renuncia radical, de la parálisis absoluta, se adueñaba cada vez con mayor rotundidad de mi enjuta voluntad en los escasos momentos que probaba algo parecido a la lucidez. Con todo, lo normal era el abatimiento y el predominio de un sonido ahuecado e inorgánico que llenaba de agujeros el pellejo vacío de mi cabeza. Entonces bajaba de la nube y como un girasol tras su sol, o como un perro abandonado que imagina haber encontrado un nuevo amo, mi cabeza otrora vacía y ahora llena de agujeros giraba siguiendo el rastro de sus ojos oscuros hasta que llegaba la medianoche y con ella la luz. Y servidor, con la llegada de la luz, encaminaba de nuevo mis pasos hacia el vientre de la nube.

jueves, 25 de marzo de 2010

UNA RAREZA MÁS

Mientras se apagan las últimas luces de invierno, mi yo se revuelca obsceno y feroz entre pelusas de cómodas alfombras orientales; en lo alto de mi ombligo, reina la más hogareña de las tranquilidades. Así son las cosas. También puedo decir que, ensimismado como estoy en el estudio anatómico de las acelgas, no presto la debida atención al mudo lenguaje que escapa de sus labios. Cuando fue consciente del acontecimiento, sus silencios parecían dibujar contra el viento los contornos de una nueva crisis que, a lo mejor, sería la definitiva. Pensaba que era allí, en la acelga, donde se debiera buscar el origen del mundo. Una rareza más.

EL ORDEN NATURAL

El lánguido abrazo del aeropuerto preexiste en mí a modo de herpes vírico que tensa el alma y lo cansa. Eso existe. Existe también el orden natural de tus manos que se prolonga a través del recuerdo en la hondura de unos ojos que juraría son los tuyos. Las brasas de miedo irreductible que el tiempo transforma casi sin querer en ácidas cenizas son realidades que forman igualmente parte del mundo, como parte del mundo son las bandadas de adioses y dejadeces que se acumulan cada noche entre el auricular y los entresijos de la almohada. Pero sobre éstas y otras existencias, crece en mi pecho el poderoso anhelo de desembocar en ti, de ser tu afluente.

martes, 23 de marzo de 2010

PALABRAS-PIEDRA

Después de vivir mucho tiempo renunciando a la luz, un hombre más de esos que se saben hombres salió a la calle. Y anduvo tembloroso con la emoción bajo el sobaco diciéndose para sí palabras-piedras que le caían en los pies y que en nada ayudaban en su caminar: si pudiera dejar de amarla al menos un minuto; si lograra confundir al corazón alegando que todo fue un sueño, un sueño más; si pudiera olvidarlo todo, olvidarme todo, y acostumbrarme a vivir sin esa luz suya que tanto me ciega…Es tan fácil equivocarse. Reírse. Llorar.

lunes, 22 de marzo de 2010

LA DISCUSIÓN

Sin otro testimonio de existencia que el temblor confuso de sus ojos, pareciera como si mis días estuvieran contados y ya no hiciera pie. Sumergido en ese barullo de enredos y marañas, caigo desde lo más bajo que se puede caer a lo más bajo que se pueda uno imaginar. Digamos que caigo muy bajo, y mientras caigo, para que no digan que pierdo el tiempo, me afano en traducir el atronador sonido de sus relámpagos a un código reconocible, que son sollozos a modo de himnos que deliran a espaldas del sol y furia desatada de un tiempo pretérito y ennegrecido. Agotado, abro y cierro mi corazón en sucesivos aleteos hasta dejarlo convertirlo en una amalgama de brasas que se disuelven en el amanecer. Se acabó la discusión.

domingo, 21 de marzo de 2010

HISTORIA DE UN MENTIROSO

Pareciera como si la incoherencia resultase una cualidad intrínseca a la vida y al mundo, y quizá fuera por eso o vaya usted a saber por qué el caso es que fue empezar a meterse en cosas complicadas y las cosas comenzaron a complicarse. En el desbarajuste consiguiente, la quiromántica ocultez de su mirada nada pudo hacer por evitar el desastre. Las miradas se cruzaron y en sus espaldas le crecieron un par de mentiras voladoras que le llevaban allí donde quería sin el menor esfuerzo. Con tanta mentira, hace ya tiempo que perdió las cuenta y hasta el rumbo pero como era muy eficaz en todo lo que hacía le ocurría que andaba perdido de una forma muy eficaz. Al final de sus días encontró trabajo como perro guardián en la catedral de una vieja ciudad europea. Un buen día dijo que moriría, lo que a la postre resultó ser, mira tu por donde, una de las pocas verdades que se le recuerda.

sábado, 20 de marzo de 2010

SON MUYCUCOS

Dice el poeta que antes de morir preferiría no morirse. Y dice bien. Lo que no dice, ni bien ni mal, es que está más muerto que vivo mientras dice lo que dice, y tampoco dice nada de todo el tiempo que lleva muerto. De todo eso no habla porque entonces tendría que decir que lleva muerto desde siempre, que desde ese mismo siempre vive muerto y bien muerto en un cómodo nicho de su ciudad-pudridero, que sus palabras están llenas de telarañas y gusanos, y que de hecho fue él junto con un amigo calvo quien inventó la muerte. Nunca he entendido la afición de los poetas muertos por pasar desapercibidos. Lo cierto es que son muy cucos y no son pocas las veces lo logran.

viernes, 19 de marzo de 2010

PASTO DE LA DISTANCIA

No hace falta entenderlo. Está escrito en el cielo y basta. Sólo desde la más alta cuna de la inteligencia y la sensibilidad es posible imaginar la congoja propia como un ingenio capaz de hacer inventar cada día lo eternamente nuevo. Y lo cierto es que lo consigue: la imagen de sus labios imaginados aparecen cada día ante mí como eternamente nuevos. Los improbables caminos del recuerdo no dan para más. Lo que queda, el resto, es pasto de la distancia: grietas entre las que crece el miedo y la impunidad, lunas repletas de miseria y estrechez, y una tristeza suave, tierna, rayana con el amodorramiento.

jueves, 18 de marzo de 2010

NO ESCARMIENTO

El mundo podría no existir si yo no existiera, pero hete aquí que existo. La agonía del mundo, que es mi agonía, consiste en eso, en lograr que sigas ausente mientras yo te sigo queriendo. Así pues, el mundo se extingue una tarde más con una normalidad pasmosa. Como la piedra sedienta de sol, no escarmiento con tu ausencia.

miércoles, 17 de marzo de 2010

NO SERÍA DE EXTRAÑAR

El tiempo no va a ningún lado. Carece de sentido. Si esta afirmación les resulta muy duro de aceptar podemos decir entonces que el tiempo va un día de un lado a otro y al día siguiente toma el camino inverso, o el reverso, o el semi contrario, o el para distinto, es decir que el viento va a donde va sin saber ni cómo ni mucho menos por qué es que fue o dejó de ir. El tiempo va y algunos lo vemos ir, lo cual ya me parece milagroso. Al viento le ocurre igual. Arrastra las nubes de un lado a otro hasta que consigue desmembrarlas y hacer jirones de sus almas errantes. Pero lo hace sin querer. El viento juega con las nubes como los gatos juegan con los ratones. Sin querer. Sólo porque está en su naturaleza de gato o de nube. O en su naturaleza de tiempo. Claro que no siempre las cosas son así de claras. Sin ir más lejos, en los laberintos que florecen entre cada imagen y su realidad rezuman sudores oscuros y densos es los que resulta muy fácil escurrirse y hasta perderse. Y esto que digo es válido con mayor motivo para todos aquellos entes que, como es mi caso, no recuerdan el estado originario del cual proceden. Una vez caídos o perdidos, nos cuesta dios y ayuda retornar. No sería de extrañar si al final termino como el viento, esto es, termino por no ir a ningún lado.

martes, 16 de marzo de 2010

EL HOMBRE QUE AMABA DE VERDAD A LAS MUJERES

El hombre que amaba de verdad a las mujeres arrastraba su pesada sombra por caminos en los que nunca antes tuvo lugar sueño alguno. Reinaba pues el accidente en esa república de locos donde cada vida se ocupaba de su materia y la honesta confusión de los símbolos perdidos se adueñaba de todo. Por aquellos lares, especialmente en los tiempos de las noches largas, quien más quien menos escribía sino el libro de las venganzas, porque lo normal es que ya estuviera escrito, si que se afanaba al menos en dibujar un mapa de sí mismo que le sirviera de guía porque terminaba perdido en alguno de sus innumerables mares interiores. A pesar del permanente regusto de cloro en la boca, la gente solía ser amable consigo misma. El hombre que amaba de verdad a las mujeres también. Murió en la granja abandonada de su abuelo, un lugar feo donde habitaba un viento que nunca cesaba y las noticias del mundo real tardaban en llegar. Recuerdo bien la última vez que lo vi. Ya no hay sol al pie de aquella escalera.

lunes, 15 de marzo de 2010

EL CUENTO DE NUNCA ACABAR

Nunca ningún insomnio de sábanas llegó tan lejos. Las horas ortopédicas con tufo a vida embalsamada fueron conformando la urdimbre de sus días mientras recogía con paciencia y algo de deleite los cascotes de carne y los restos de semen congelado, todo ello sin otro fin conocido que el de someterlos al dictado de aquel que no tuvo otra palabra que el silencio. Perdido el bien, es decir, perdido el silencio, al hablador se le vio huir a lomos de aquel cirro traicionero que ahora se le antojaba inalcanzable. Lo que quedaba del caballero invencible después del dictado del silencio se entretuvo en castigar a inocentes alimañas que, como la sabandija, fueron asaeteadas con agujas y astillas de inmaculada pureza gramatical. De sus entrañas de aserrín supuraron laberintos de nobleza que terminaron ocultos dentro de otros laberintos que a su vez resultaron ser pequeños afluentes de otros laberintos de mayor calado, todo ello en un eyacular laberíntico que parecía el cuento de nunca acabar. Lo dicho: nunca ningún insomnio de sábanas llegó tan lejos.

domingo, 14 de marzo de 2010

SUYA PARA SIEMPRE

No todas las metáforas resultan insensatas. Por ejemplo, me parecía a mí que aquella realidad aproximándose a lo que sería su nombre resultaba una bella e incomprensible metáfora de un algo que bien pudiera ser el mundo. Pantomima sin argumento, profundamente cosa, profundamente insensible, el mundo resultante de esta metáfora bella carecía de un alma caritativa capaz de darle no ya sentido sino simplemente cuerda. La parte incomprensible de la metáfora podría quedar reseñada en la siguiente descripción: la luna vertía su lejana luz sobre una tierra cada vez más llena, cada vez más insalubre, una tierra donde reinaba un intenso olor a orina ensangrentada. En fin, tampoco conviene abusar. No está tan clara la diferencia entre soñar y soñar que se sueña, y quizá por ello no convenga hacerse mucho el remolón: la realidad circundante puede acabar por succionarte y hacerte suya para siempre.

sábado, 13 de marzo de 2010

INSENSATA METÁFORA

El hombre llevaba solo en el mundo el tiempo suficiente como para darse cuenta de la inutilidad del teocidio. Muerto dios, la raza de los ogros creadores de ciencia y belleza tomó el mando de las operaciones. Nada pudieron, empero, contra la revelación que hablaba a las claras sobre la imposibilidad manifiesta de derrotar al tiempo. Ese es el contexto en el que me refugié en el lenguaje de los pájaros y los locos, y me esforcé seriamente por apartar de mí el oscuro sol del que emana tanta luz oscura. Confundidos como estamos por la ausencia del Padre, hay quien confía en que la palabra nos redima, sino de la muerte sí al menos de la indiferencia. No es mi caso. Mi lepra reinventa la carne y la desvela. Con eso me conformo. Es así como consigo que la autoridad del aire, capaz de generar abismos en movimiento, quede en cuestión. Oculta tras los pelillos de mi pecho descansa una lágrima de vino negro a modo de insensata metáfora con aspiraciones de eternidad.

viernes, 12 de marzo de 2010

EL HUNDIMIENTO

Durante aquellos instantes en los que todo el peso del universo recayó sobre su cabeza, ningún ser vivo dejó de serlo, es decir, nadie murió. Tampoco aquellos que estaban a punto de morirse. Nadie. Alguno hubo incluso que se creía muerto y bien muerto y volvió al azogue del vivir durante aquellos instantes de locura colectiva. La tierra, nuestra tierra, se convirtió en una tierra aburrida donde reinaba un tiempo repleto de algodones y delicadezas. Luego vino el diluvio y todo se hundió. Fruto de un proceso complejo de degeneración simpática, todo se hundió. El mundo se hundió como se hunden los bosques hinchados por la lluvia en la húmeda elocuencia de su propio dolor. Infelizmente drogado y hundido, con el universo por sombrero, sintió que fuera de su vientre abombado todo era oscuridad y ruidos con sabor a abismos. Todos estaban hundidos, él también, pero durante aquellos instantes nadie murió.

jueves, 11 de marzo de 2010

DE METÁFORAS Y RESONANCIAS

El estruendo de sus besos derrumbándose despierta en mí amplias resonancias con apariencia de recuerdos. Veamos un ejemplo: el eco de mi lengua torpe y atrofiada empeñada en desarrollar funciones para las que no fue diseñada, es decir, pensar en algo más que sobrevivir en medio de tanta humedad. Algo parecido me pasa con las metáforas, que llegan a mí en cartas cerradas sin otro remitente que el padre muerto. Veamos un ejemplo de esto otro: el padre me dice que esté atento y mueva el culo, que sólo permanece lo que cambia. Llegaré a escuchar el dulce sonido del glaciar derritiéndose en su interior.

martes, 9 de marzo de 2010

DESCANSAR EN LA SILLA DE TUS OJOS

Reconocí al día nada más verle. Era mi día. La amarga almendra del miedo se deshizo en mi boca sin que la luz de sus palabras pudiera poner orden entre tanta tristeza destilada. Los desmembramientos de errores quedaron suspendidos por la ondulación caligráfica de una voz intrusa. Una voz que no era tu voz. Cuando me miraba en el espejo repleto de ventisqueros, las nubes iban perdiendo su cabeza una tras otra al tiempo que yo perdía la mía, dicen que por sobredosis de melancolía. Tales inclemencias degeneraron en tormentosas pesadillas que a su vez dieron pie a negruras de pecados incapaces de huir del testimonio insomne de un destino ciego. Y vuelta a empezar. Reconocí al día nada más verle. Era mi día. Y he de confesar que a pesar de ser capaz de reconocer tan señalada fecha, me fue imposible descansar en la silla de tus ojos y tomar posesión de los mares que contienen.

lunes, 8 de marzo de 2010

EL REINO OSCURO

Las cataratas de mis ojos, lechosas e irreales, me impedían distinguir con claridad la inorgánica transparencia de aquel atardecer. Tardé algún tiempo en darme cuenta que la realidad era otra y que, con cataratas o sin cataratas, no se veía lo que se dice un pijo. De hecho, cualquiera diría que hacía muchos siglos que no se veía por allí ningún atardecer. En aquella estancia la opacidad lo era todo. Era también profundidad. Y pesadez. Digamos que era una oscuridad muy profunda y pesada, de ahí que todo pareciera inmutable. Ni que decir tiene que, entre lo despistado que soy y ese galimatías de brumas y negruras, tan tremenda, tan absoluta, ninguno de mis yos había podido localizarme. Y todo ello aún a pesar de las señales que con astucia iba dejando aquí y allá, cuan Pulgarcito en medio de aquel enjambre de turbiedad. Me sentía extraño como una estrella en el amanecer, y algo había que hacer. No es que yo pretendiera, dios me libre, alterar en modo alguno el estado de oscuridad reinante. Pero algo había que hacer si quería continuar tras el rastro del tiempo que nunca existió, que era exactamente lo que estaba haciendo antes de caer no sé cómo en aquel pozo oscuro. Separar el cuerpo de la oscuridad, y viceversa, separar la oscuridad del cuerpo, resultaba una tarea titánica con visos de imposible, pero fue lo que intenté. El resultado fue que mi cabeza se puso a dar bandazos por la habitación como un globo que perdiera aire, sin que ninguno de sus gestos de peonza loca hiciera mella en la negrura y la cerrazón de aquellas sombras opacas y tenebrosas.

domingo, 7 de marzo de 2010

A OJO DE PÁGINA

A nadie más que a mí incumbe lo que se diga o se deje de decir en esta nota a ojo de página. Se trata simplemente de una aclaración. Atribulado, doy a luz un tiempo repetido y mimético que huye por la extensa llanura que conforma esa misma página a la que puse el ojo. Y es que donde pongo el ojo pongo la tinta. Y la origina seca. También me gusta poner orina seca en aquellas páginas a las que echo el ojo y la tinta mientras observo cómo la flor del miedo se ovilla en su enmarañamiento estrábico. Necesito ensanchar mi espacio interno y, sobre todo, necesito cauterizar el ansia que tengo de carne ajena. Y para eso no hay nada como aclararme, matizarme, eruditizarme, reverenciarme, editorializarme si cabe, hacerme de todo, lo que sea, pero a ojo de página.

sábado, 6 de marzo de 2010

Y LLEGÓ DESNUDO AL MATADERO

Y llegó desnudo al matadero ya que es así como los muertos tienen por costumbre de llegar cuando llegan al matadero. Y como todos los que llegan llegó con boca reseca y los brazos y piernas tatuadas. Además, este muerto concreto del que estamos hablando llegó con restos de pene ya que resultó que el muerto era varón. Y llegó también con los labios exangües y tristes de habitar después de tanta humedad descarnada. Y como les pasa a todos los que van más allá de los límites de la vida llegó cansado de dar tantas y tantas zancadas desconsoladas y torpes, y cuando llegó las risas de los otros muertos resonaban aún en todo lo largo y ancho de su bóveda craneal.

viernes, 5 de marzo de 2010

LA AMANTE DE MODIGLIANI

Alguien puso sus cartas sobre el mantel de aquella mesa salpicado aquí y allá con manchas de vino, alguien que por la longitud de su cuello y su aspecto general debía haber sido una de las amantes de Modigliani. Ya con sus cartas sobre la mesa, el estómago vacío y la cabeza llena de sueños, ese mismo alguien dijo no buscar otra cosa que sentimientos y asombros a partes iguales, y dijo también que se encontraba extraviada en medio de oscuros caminos que conducían a perreras, aeropuertos, bares y catedrales. Resultaba irresistible. Como si se tratara de un muerto en su ataúd, los hombres se sentían atraídos por esta mujer. Lamentablemente para los machos, ella no tenía otra ocupación conocido que habitar pequeñas porciones de cielos en los que se entretenía buscando el alma de las nubes y no tenía tiempo para historias ni zarandajas. De humor sombrío, solía destilar penas largas y dolorosas propias de quien gusta utilizar sombreros imposibles, y solía decir también que convenía estar atentos al canto de los pájaros que buscan refugio en el bosque. Moraleja resulta evidente: a nadie le gusta que le piquen los zancudos ni que las heladas estropeen la albahaca.

jueves, 4 de marzo de 2010

HUBO UN TIEMPO

Hubo un tiempo en que las cosas estaban claras. En el fondo de todo estabas tú. Y debajo de ti había un jardín cuyos senderos me conducían de nuevo a ti. Así eran las cosas. Pero todo cambió el fatídico día en el que se detectó una fisura entre mi lengua y la realidad. Una especie de brizna de limo que me puso en vilo a mí y patas arriba el mundo, de forma y manera tal que un día más resultó imposible. Desasido de la urdimbre del tiempo, agonicé. Destejido de ti, sucumbí al inapelable duelo de una nada voraz que todo lo quería para sí. Desde entonces, todo son variaciones del humo gris que ora se convierten en gris plomo y que transcurrido un rato torna al consabido humo gris. Eclipse de noches y días. Escoria de tiempo. Guijarros de nada.

miércoles, 3 de marzo de 2010

LOS MUNDOS AMANECIERON MOJADOS

Las coordenadas básicas del tiempo parecieron descuajaringarse, y una tras otra, en estricto silencio, las cenizas heladas en las que terminaron convirtieron sus almas fueron cayendo al abismo de un mundo que no les pertenecía. Y en él permanecen. Vacías. Desoladas. En silencio. Acarreando sobre sus espaldas la tristeza propia de aquel que nada desea, y aprovechando cada ángulo muerto para arrastrar su pesada carga por aquellos lugares en los que sólo la nada fructifica. Ni que decir tiene que, después de la nevada, los mundos amanecieron mojados.

martes, 2 de marzo de 2010

EXTRAÑO

Se extrañaba el techo de que la lámpara siguiera colgada del centro mismo de su existir. Asombrado, hastiado en su extrañamiento de gaznate encorvado, la techumbre toda asistía al espectáculo de equilibrismo de una sosa tráquea capaz de contener el sordo hábito de las ondas en permanente respiración. Siempre la misma sombra, la misma luz mortecina.

lunes, 1 de marzo de 2010

A LO MEJOR

No es noticia si digo que las bacterias que pueden llegar a germinar en la boca de un matemático puede llegar ser causa de asombro. De hecho, esa refinada mezcla de ron y alcantarilla en la que quedaba convertido su aliento no tenía desperdicio. No se trataba, como habrán podido adivinar, de ningún problema de exactitud, sino más bien de asuntos cualitativos relacionados con la física del vivir. Por ejemplo, problemas relacionados con el origen del movimiento. Sin duda, era algún tipo de tracción animal lo que movía a aquél ser. Se movía con tal parsimonia que pareciera como instalado en otro tiempo, un tiempo raro en el que la muerte estaba abolida y el eco de unas voces imaginarias dictara el loco devenir de unos acontecimientos que se medían en unidades de pasos. Definitivamente, no era de este reino. A pesar de su gusto por el ron, su aspecto de larva recién convertida en mariposa lo delataba. Claro que bien mirado eso le puede pasar a cualquiera. Al fin y al cabo, no es difícil llegar a olvidarse de las propias verdades. Es como si las verdades olvidadas supieran cosas de uno que el tal uno ni siquiera sospecha. A lo mejor, el animal con vocación de matemático ni tan siquiera sospechaba que la luz de aquel sol oscuro cayendo en vertical sobre su testa le estaba derritiendo lo poco que le quedaba de sesos.