martes, 30 de noviembre de 2010

UN LEVE COSQUILLEO EN LOS SESOS

Querían ser como los dioses e irguieron sus hinchadas neuronas por encima de las olas. A renglón seguido sintieron un leve cosquilleo en los sesos y unas alga sospechosas de asesinato se adueñaron de la escena. Intranquilos, los más espabilados no quisieron saber nada del experimento, cogieron un libro entre las manos y se sentaron sobre los vientres de las madres luciendo su respiración de gala. Y respiraron.

lunes, 29 de noviembre de 2010

LA TIA CALIXTA

La tia Calixta murió el 5 de Octubre. Tenía los ojos del color de la nada y murió de un susto. Bueno, en realidad la atropellaron, pero todos aseguran que cuando el morro del camión llegó a su cara ella ya estaba muerta y bien muerta. Fue de esa forma como descubrí que la vida es como un cuento triste y que las cosas mueren. Y las vecinas también.

domingo, 28 de noviembre de 2010

PLUSCUAMPERFECTA CULPABILIDAD

La pluscuamperfecta culpabilidad de sus gestos no dejaba lugar a dudas. Por razones desconocidas, el presente se había convertido en una pesadilla de la que resultaba difícil despertar. Bastaba con ver sus ojos cerrados, ojos que ven sin ver la diáfana herrumbre, ojos encendidos como en un clamor de hierros, para entender que cuerpos intrusos se adentraron en su mollera destrozándo a su paso todo lo que encontraron.

sábado, 27 de noviembre de 2010

EL DÍA EN QUE LOS SILENCIOS MUERAN

Haces de alfileres taladraban su diminuto cerebro pero él seguía, erre que erre, diciendo cosas con razón y sin ella. Más o menos como todo el mundo. Y dijo que quería aguar el aceite. La tarea no era fácil pero, finalmente, verde ya de desesperación, trazó varios signos en el aire y se produjo el milagro del aceite aguado. Nunca se sabe qué ocurrirá el día en que los silencios mueran.

viernes, 26 de noviembre de 2010

YA NO SOY EL MISMO

Ya no soy el mismo que anduvo en las olas. En general ya no soy el mismo. Esa es la verdad. En ciertos aspectos podría decirse incluso que he mejorado bastante. El espectro de Shakespeare ya no me persigue y no todos los bultos que tengo son inútiles. Lo que sigue es tan incomprensible como lo anterior, pero también es verdad: me sigo alimenando de leche agria y el caracol dejó su huella en mi cuello descarnado.

jueves, 25 de noviembre de 2010

CON FUERZAS

Se sentía con fuerzas como para romper el cajón donde le enterraron y salir a tomar el aire. Y salió. Una vez fuera sintió necesidad de llenar su boca con la carne de unos labios que no eran suyos pero que se comportaban como si lo fueran. Y ya que estaba, aprovechó para recordar el gusto que sentía al esconder sus pies helados entre las piernas de ella. La única forma decente, solía decir, de hacer olvidar el frío.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

DESDE LA VENTANA DE MI CUARTO

Desde la ventana de mi cuarto no veo la mar salada. Nada. Ni un trocito. Ni la luna. Ni la mortecina luz de las estrellas. Tampoco veo las farolas de la calle ni el caminar de los transeúntes. Podría ver un árbol, o dos incluso, pero lo cierto es que desde la ventana de mi cuarto no veo mata alguna, grande o pequeña, digna de tal nombre. El día menos pensado subo las persianas y que sea lo que dios quiera.

martes, 23 de noviembre de 2010

ERA DISTINTO


Venía del pasado y no tenía una idea clara de qué dirección tomar. Les pongo un ejemplo: veía danzar las piedras sobre las profundas aguas de los sueños y lo único que se le ocurría era descalzarse y ponerse a bailar con ellas. Siempre quiso ser Cafrune, cargaba en su mochila con un montón de obsesiones, y no sabía con certeza a qué mundo pertenecía. Era distinto.

lunes, 22 de noviembre de 2010

LOS OJOS COMO PLATOS

De las tripas de un abollado saxofón salieron las notas que le permitieron contemplar un mundo por completo desconocido. No es extrañar, pues, que tuviera los ojos como platos, y los platos llenos de tristeza. Antes del extraño milagro, que tuvo lugar en la explanada de los Camellos de Madera, gustaba de normales tales como arrastrar su culo entre los taburetes de los garitos al escuchar el son de un mambo violento.

domingo, 21 de noviembre de 2010

INTUICIÓN SOBRENATURAL

Malcarado frente al mundo, de mirada y hombros caídos, no sé si lo suyo era suerte, o sabiduría, o intuición sobrenatural, el caso es que no fallaba una. Como los grandes brujos y visionarios, pudo adivinar incluso hasta las circunstancias de su muerte. Teniendo como escenario un monólogo de cielos ensangrentados, murió solo en su pequeño palacio, ahogado en un mar de sombras.

sábado, 20 de noviembre de 2010

OTOÑO EN BLANCO Y NEGRO

Carne como soy entrevenada de palabras, no termino de entender al tocino. Tampoco entiendo a la velocidad (esa ausencia callada que con frecuencia degenera en vacío silencioso), pero me preocupa menos porque rara vez la confundo con el tocino. A veces sí que fundo y hasta confundo el iris con el sol, la rama con la nube, lo que propicia en días como hoy alucinaciones de otoño en blanco y negro.

viernes, 19 de noviembre de 2010

LA MARIPOSA QUE PARECÍA UN COLIBRÍ

La mariposa que parecía un colibrí en realidad era una mariposa. De colibrí no tenía nada, y por no tener no tenía ni plumas. La confusión viene por que a la mariposa le gustaba, y mucho, libar, y siempre que podía libaba a base de bien. El resto es conocido porque nos ha pasado a todos: libamos, y cuando libamos agitamos las alas como locos produciendo zumbidos extraños que no siempre son bien interpretados.

jueves, 18 de noviembre de 2010

UNA DE MIEDO

No le resultó fácil abrirse paso entre la tupida jungla de sus aburrimientos. Tardó años en encontrar su hobby, pero hoy tuvo suerte. Mientras lo degollaba y le sacaba el pellejo, sus ojos, del color de las llamas, relucían de admiración ante el ejemplar comportamiento de la víctima. En justa correspondencia, procuró que el sonido de su respiración resultara tranquilizante. Fue su generoso obsequio de despedida.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

HE VISTO MADURAR SU BOCA

He visto madurar su boca hasta convertirse en dulce de agua y mango. La resultante cromática era un revuelto de rojo, mango y membrillo. Ese dulce creía haberlo guardado en un lugar seguro, pero nada es eterno y ahora me surgen dudas. A lo mejor es de las cosas que nunca llegué a saber. El dulzor iba y venía. Se desprendía limpio de su boca de agua en oleadas de sabor, y se iba…

lunes, 15 de noviembre de 2010

AFIANZAR SU SOMBRA EN LA PENUMBRA

Tardó en afianzar su sombra en la penumbra, pero lo hizo. Luego, con los restos de su nombre, tejió una cortina y se prometió que un poco después, a más tardar en el medio día de la mañana siguiente, enterraría tras la cortina los anillos de Kavafis y el inacabado epitafio a un buen ebanista malogrado. Nada de eso pudo ser: los demonios le seguían y el animal que tenía bajo la piel se hizo con los mandos.

domingo, 14 de noviembre de 2010

A LAS CUATRO DE LA TARDE UN MARTES CUALQUIERA

Comenzó a las cuatro de la tarde de un martes cualquiera y duró setenta y seis minutos. Dondequiera que se cuente y a quién quiera que se cuente, debe hacerse constar las mencionadas circunstancias: que comenzó a las cuatro de la tarde y que duró setenta y seis minutos, razón por la cual sabemos también que la historia terminó a las cinco y diez de un martes cualquiera.

EL CADÁVER QUE CAMINABA CON TRANQUILIDAD

Haciendo gala de una paciencia inmortal, aquel cadáver caminaba con tranquilidad, como si tal cosa. Y así anduvo hasta que cayó en una oscuridad interminable y perezosas ráfagas de luz se filtraron entre la arboleda de su subconsciente. Su cuerpo era como un espejismo y lo cierto es que se fue como llegó: entre sombras y con la mitad de la mente medio enterrada.

sábado, 13 de noviembre de 2010

PASÓ

Lo que pasó es que un espantoso vacío se adueñó de lo que fue mi centro, y pasó también que el tiempo, mi tiempo, se cuajó, bloqueando las distancias y dejando tras de sí un molesto rastro de lágrimas. Luego pasó que ella soñó con una isla chiquita y con una película en la que todos actuaban y nadie dirigía. Ni que decir tiene que al final pasó lo que tenía que pasar: que vivieron felices y comieron muchas perdices.

jueves, 11 de noviembre de 2010

HÚMEDO Y SONRIENTE

Blandiendo una sonrisa perruna, se dispuso a sumergirse en aquella bañera que hacía las veces de paraíso. Sumergió su cuerpo en las burbujas turquesa queriendo dejar claro así que no tenía intención alguna de dimitir de nada, y mucho menos del dulce aliento a pan caliente que manaba de la boca de aquella que era su mujer. Cuando quitó el tapón, la tarde se fue por el desagüe, y él permaneció allí. Húmedo y sonriente.