Dejándose llevar por el dulce vaivén de la mecedora, flotando en
la abstracción, disimulaba su aburrimiento recreando vidas de santurrones y
mártires, existencias todas ellas que se reproducían en su cabeza como
imitación cobarde de ácidos desoxirribonucleicos completamente ajenos. Y en
esto estaba cuando escuchó ruidos en la alcoba que se encontraba al otro lado
del corredor. Su insensata curiosidad estaba justificada ya que, no sólo se
trataba de la habitación en la que reposaba su esposa, sino que sabía de buena
tinta que los más grandes espectáculos del mundo pueden ser vistos en los más
humildes dormitorios.
miércoles, 30 de diciembre de 2015
sábado, 26 de diciembre de 2015
SCHUBERT
Sabía que la terquedad del tiempo, cada vez más huidizo e
irreparable, se tornaría primero en barba abandonada, más tarde melancólica
serenidad para terminar simplemente en polvo. Quizás por eso, y porque creía al
hombre y a la naturaleza capaces de las más increíbles hazañas, gustaba de
versificar su curiosidad malsana con astronómica y sutil exactitud, como si
estuviera construyendo una especie de sinfonía que necesariamente sería
inconclusa, y que no tendría la firma de Schubert.
viernes, 25 de diciembre de 2015
ESTUPIDEZ
Sin llegar al patetismo de la que hacían gala muchos de sus
convecinos, tenía un cierto aspecto quebradizo y padecía, esto sí de forma
desmesurada, de un gusto nada recomendable por los chismorreos tanto propios
como ajenos. Por mucho que quisiera maquillar el vicio del cotilleo con el
celofán de la mera curiosidad, el tipo en verdad era un chismoso de tomo y
lomo. Su constante lagrimeo por la mala suerte que padeció un novio segundo de
una tonadillera de tercera en un altercado de discoteca, o la ansiedad cercana
al infarto que le embargó cuando el portero de la finca de un torero de cuarta
tuvo que enfrentarse al polígrafo, explican bien a las claras la naturaleza de
un desenfreno que, sin llegar a tener tintes demoníacos o inhumanos, sí que
hablaba bien a las claras de la estupidez como ingrediente connatural de la
vida humana.
jueves, 24 de diciembre de 2015
PAJÓN
Amarré
con mis manos su pajón hasta que los besos estallaron en su boca y los cuerpos,
exagües, anegaron el mundo de felicidad.
SANTO OFICIO
Cualquiera
que se haya aventurado algo en los ajetreos propios de este santo oficio sabe
que también las palabras tienen por costumbre cerrar los ojos por dentro y
dormir. Ahora bien, que nadie se lleve a engaño y vaya a pensar que, en ese
estado de letargo en el que se encuentran cuando se echan sus cabezaditas,
dejan por eso de ser quien son. De ninguna de las maneras. Dormiditas y todo,
las palabras siguen aventado letanías de soledad y silencio, y siguen erre que
erre con su sigiloso goteo de secretos enracimados, de modo que al igual que
hambre no entiende de relojes y perfora los estómagos de los hambrientos en
cualquier momento del día o de la noche, así las palabras nunca cejan en su
empeño fundador de nuevos mundos.
CONFUSO
Pasaba las horas muertas tiznando su alma
con lecturas que no le hacían nada bien, de modo que ya no le cabía deuda
alguna de que las dudas se pagan, y de que era así, merendándose los inviernos,
como se alumbra el futuro. En fin, que terminaba un día sí y otro también como
empezaba: bastante confuso.
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