lunes, 15 de noviembre de 2010

AFIANZAR SU SOMBRA EN LA PENUMBRA

Tardó en afianzar su sombra en la penumbra, pero lo hizo. Luego, con los restos de su nombre, tejió una cortina y se prometió que un poco después, a más tardar en el medio día de la mañana siguiente, enterraría tras la cortina los anillos de Kavafis y el inacabado epitafio a un buen ebanista malogrado. Nada de eso pudo ser: los demonios le seguían y el animal que tenía bajo la piel se hizo con los mandos.

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