miércoles, 30 de noviembre de 2011

DIVINA INDIFERENCIA

La divina indiferencia de la madreselva me hace pensar en cosas que no existen, en sueños remotos que beben de la noche, en soñolientas mentiras que, como espumas confundidas, devoran dioses inermes, y en mentiras, esas mismas mentiras, que son devoradas por dioses inertes. Resbala la noche por mi barbilla su afán temeroso, y me espanto al pensar en algunas cosas que existen.

martes, 29 de noviembre de 2011

INCOMODIDAD

No voy a explicitarlas aquí y ahora, pero lo cierto era que la incomodidad que padecían en su relación ni a uno le resultaba de provecho ni al otro de gusto. Y sin embargo ahí estaban, unidos por una especie de maleficio viejo e incomprensible consistente en dos contratos, uno matrimonial y otro hipotecario, y dos niños. Supervivientes fraudulentos a muchos años de desengaño, sólo la resignación y el miedo explicaban su locura diaria.

lunes, 28 de noviembre de 2011

TODOS SE EQUIVOCARON

Todos (el destino, el tiempo, los dioses,…), todos se equivocaron. El almanaque se agotó y el mendigo molesto sucumbió a los placeres de la nada. Mira tu por donde, encontró en el frío retrete de aquél cine de segunda el corralón apto para escenificar la quiebra interna, la decisión concreta. Se esfumó indiferente a la luna y al balcón, y ahora forma parte ese silencio latente que nunca será recuerdo.

domingo, 27 de noviembre de 2011

LA MULTITUD

La multitud rara vez habla entre sí, y mucho menos consigo misma, de cosas serias. Es aburrido, y triste, y para tristezas y aburrimientos, dicen, ya tiene bastante cada cual con los suyos. De normal, la multitud cuando habla se refugia en lo intrascendente, en una montaña de caprichos vacuos que la mantiene entretenida. La última vez que la multitud habló en serio de algo, se desmoralizó.

sábado, 26 de noviembre de 2011

MIENTRAS ME ABANDONAS

Pensando en dulces naderías, hablaba con él: los besos nuestros de cada día, que no me falten hoy, decía, y perdona mis deudas así como yo perdono al tipo del si te he visto no me acuerdo, y no me dejes caer en la misma tentación del difunto aquél que, arrastrado por una ráfaga de locura, decidió ponerse el mundo por montera declarándose señor del universo; aléjame del exceso de bien, y en el último instante del último día, mientras me abandonas, permíteme entrever estos mismos magnolios, la higuera y el cerezo que me acompañan hoy.

viernes, 25 de noviembre de 2011

TROCITO DE OLVIDO CRISTALIZADO

Agónico como el hielo, llegó a sus brazos desde un trocito de olvido cristalizado en materia. Allí, no sin enojo, un coro de desiertos le abrió sus brazos. Y allí quedó. Y allí se dejó mecer en el vaivén de los trabajos y los días hasta quedar convertido en huésped de sus propios sueños. Y fue allí también donde vio el agua llorada secarse sobre su propio pecho.

jueves, 24 de noviembre de 2011

UN VERDADERO BOCAZAS

No era dios ni cristo que lo fundó, aunque sí un verdadero bocazas. Pero todo cansa, y sus ganas de abandonar el vicio de las habladurías llegaron a ser tantas que un buen día se condenó a sí mismo en costas, sellando y amordazando lengua y boca para siempre. Eso fue por la mañana. Por la tarde ya se había acostumbrado a la sana mudez, y así finalizó el día, sin que aconteciera ninguna otra cosa digna de ser puesta en escritura.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

DOLOROSA PERPLEJIDAD

Se sentó pesadamente en la piedra y luego levantó los ojos. Y no debió hacerlo. Los vapores de orgía visual que llegaron a sus sentidos resultaron de tal magnitud que creyó ver ojos que decían y palabras de que no decían lo que las voces creían oír. El propietario interino de los registros sonoros y visuales, como resulta comprensible, no supo qué hacer ni qué decir ante tal avalancha informativa, razón por la cual optó con confeccionase un traje de papel estraza en el que sumergir su dolorosa perplejidad.

ERUCTO DEMONIACO

En medio de grandes aguaceros de sed y cosechas de hambre, la estampa en la pantalla de aquél sujeto, atiborrándose de fuertes dosis de fría miseria, produjo en el observador una especie de eructo demoníaco resultado del cual todo su ser, incluido el sofá en el que todo su ser estaba repanchingado, quedó envuelto en humo. Sus dedos de mármol vencido acertaron con el botón correspondiente del mando a distancia, y un resuello de muerte y sopor triunfó al sol del mediodía.

lunes, 21 de noviembre de 2011

MOHÍNO DE TANTO AHORA

Nadie se reía de su desgracia, ya que aún siendo uno de esos hombres que leen mucho y andan más, resultaba sin embargo que veía más bien poco y sabía menos de lo que veía. La razón de su mal fario hay que buscarla en que vivía el presente, y sólo el presente, con una escrupulosidad fuera de lo común. Vacío tanto de descuidos pasados como proyectos futuros, languidecía mohíno de tanto ahora.

domingo, 20 de noviembre de 2011

LA PUNTA DE ESE CUCHILLO

La punta de ese cuchillo no sólo me recordó viejas historias del Peloponeso. También trajo a mi memoria el brillo de sus ojos, y la consiguiente ruina a la que, en su forma más virulenta, pueden conducir unos ojos, y la celeste mecánica de esos mismos ojos, a medio camino entre el mar y el veneno. La punta de ese cuchillo trajo a mi memoria la existencia misma del diablo, que rara vez duerme, y la ciega transitividad del cuerpo.

sábado, 19 de noviembre de 2011

EN UNA SUERTE DE EMBELESO

Se retiró a un rincón para pudrirse con tranquilidad. Los días que siguieron al desplazamiento transcurrieron lentos, repletos de atardeceres traslúcidos en los que decía poder ver a través de las lágrimas. Aún así, y en previsión de que el hastío de la sombra se hiciera eterna e invisible, dejó a su cuerpo abandonado en sus quehaceres y se fue. En una suerte de embeleso, lánguido, se fue.

viernes, 18 de noviembre de 2011

TRASTORNO

Días había en los que aparecía como pasmado, absorto por momentos, como en suspenso, atónito y hasta abobado y confuso, los más de los ratos. Eran días de bajón. Otros, empero, caminaba muy a la ligera, y si bien rara vez gustaba de decir el motivo y la dirección de sus pasos, lo cierto es que llevaba dentro de sí un no sé, qué mezclado con el ejercicio de un sí sé qué, generaba cierta sensación de dinamismo. Su rareza, con el tiempo, se convirtió en trastorno.

jueves, 17 de noviembre de 2011

CUANDO SE ARRIMABA AL MAR

Era ya tarde cuando se arrimaba al mar, y allí le sorprendía la noche robando abrazos y remando lágrimas. Sentado en la arena, rebuscaba en la biblioteca de ojos aquellos hilillos centrífugos de miradas contrahechas y ausentes que lo convertían todo en inhabitable. Como cadenas de imanes, arrebujaba sus manos sucias mientras en silencio contaba al mundo las peripecias del día.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

SOSPECHOSA FELICIDAD

Sin poder para comprar alma alguna, y con el cuerpo lo suficientemente desgastado como para evitar la tentación de ponerlo en venta, se sustentaba gracias a ideas dulces y peregrinas como la existencia del cielo y la lotería. Tenía los ojos vidriosos y algo extraviados, y fundaba su sospechosa felicidad en el dicho de donde hay ignorancia hay felicidad, verdad ésta que solía rematar, a modo de muletilla, con la frase de “soy más feliz que un cubo”.

martes, 15 de noviembre de 2011

LIMBOS DE LUNA

Dejad que duerman los dioses solitarios su borrachera de poder, hasta que, después de yacer, amanezcan desvelados y confundidos en medio de un lupanar de hierbas, ortigas y cardos borriqueros. Para entonces ya se habrán hecho hombres y buscarán, como yo, la sal oculta y originaria, y su deseo será anónimo, como lo era el mío, y tropezarán y caerán sin querer, como yo caí, en la sombra de unos labios semejantes a limbos de luna.

lunes, 14 de noviembre de 2011

EL PIANO Y EL COCHECITO GRIS

Entre los enjambres de las palabras y de objetos con los que solía jugar una vez desayunado, el piano y el cochecito gris ocupan un lugar especial. Claro que, a la hora de la verdad, toda esa delicadeza filológica y conceptual le servía de muy poco. Como otros tantos personajes cercanos y doloridos, sufría la vida más que vivirla, y más de una vez se le vio paseando en busca de un hueco por ese viejo cementerio que nunca estuvo vacío.

domingo, 13 de noviembre de 2011

NO PASÓ NADA

Andaba como de costumbre, falto de experiencia en las cosas de este mundo y pensando en mil cosas tan inadecuadas como necesarias, cuando se le ocurrió sacar su alma del cajón y ponerla allí donde el sol y las gentes pudieran verla. Luego amaneció y anocheció, y torno a anochecer y amanecer muchas veces, pero no pasó nada. Su pellejo parecía un poco más enchinado, pero no pasó nada.

sábado, 12 de noviembre de 2011

LA MITOLOGÍA DE LO REAL

Andaba erguido y solo y, como más tarde se demostró, su cráneo era una cerca siempre abierta en cuyo interior florecía un bosque de imaginación y fantasía. La incomunicación, las palabras ausentes y los surcos de morfina llegaron más tarde, junto con la mitología de lo real, pus incurable ésta que llegó a supurarle hasta por las orejas. Nunca dejó de buscar la unión del dedo con la luna.

viernes, 11 de noviembre de 2011

AQUELLA NOCHE

Aquella noche, la noche de autos, la lluvia cubría la luna y los autos pasaban delante de su ventana uno detrás de otro con desgana, como con las fuerzas justas. Aquella noche puso sobre la mesa todas las maderas, arrestos y agallas que fue capaz de reunir. Expresa y precisa, cierta y previsible, su mano abrió el cajón, y con el cuchillo en la mano le dijo eso de “Prepárate a encontrarte con tu dios”. Aquella noche, precisamente aquella noche, su dios no vino.

jueves, 10 de noviembre de 2011

LAS HORAS VÍRGENES

Vida tras vida, el sordo griterío de los azotes en nada afectaba su anaranjado embeleso marciano. Ni siquiera el nocturno reproche y la compasión de un dios básicamente aburrido, amante del laurel, era capaz de sacar de sus casillas al poeta muerto. Y así estaban las cosas hasta que, por enésima vez, intentó emerger sus besos de las adormecidas aguas del olvido. Ni modo. Como olas, las horas vírgenes huían precipitadas y esquivas.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

SAL EN SU CORAZÓN

Cuando no clavaba los ojos en el cielo los clavaba en la tierra, o en otros ojos, o en el primer culo que pasara calle arriba camino de la estación. Y se reían. Pero eso fue antes. Desde aquello nunca fue el mismo. No volvió el aire aquél que antaño les dio su arrullo. De hecho, nunca más le vieron reír. Echó sal en su corazón para amojamar el músculo, y se dispuso a esperar la llegada de la nada.

martes, 8 de noviembre de 2011

ELEGÍA LASTIMOSA

Una alarma, una ansiedad cercana al canguelo, se adueñaba de aquel ser una noche sí y otra también. Y poco más. Quizás apuntar que, en su versión más extrema, ese estado de agitación degeneraba en una elegía lastimosa, una congoja que, a modo de aullido, sordo recorría las estancias y llegaba hasta el portalón. Dejó la casa de su padre para buscar la desgracia, y terminó encontrándola.

lunes, 7 de noviembre de 2011

DESPOJO DE AMOR

En activa parsimonia, muy coherente con su modo de ser y estar en el mundo, se llenó de ella en una sola visión, y fue así, en medio de un denso enjambre de zozobras, como se hizo el amor. Pero todo fue un suspiro. Bebió de su inhumana soberbia hasta que una sombra inhabitada y desnuda se hizo infinita, y ahora notaba cómo aquél despojo de amor vivía en él sus últimos días.

domingo, 6 de noviembre de 2011

SE TEMÍA LO PEOR

Pensativo en demasía, el primer hombre que tuvo un catarro en el mundo se preguntaba a cuento de qué le había tocado a él ese inédito emponzoñamiento, ese hundirse en los profundos abismos repletos de achíses, moquerías y decaimientos que en nada ayudaban a mejorar su precaria subsistencia. A medio camino entre la tradición carolingia y la tradición artúrica, no hacía más que estornudar a troche y moche, y se temía lo peor.

sábado, 5 de noviembre de 2011

RESPIRABA CON ÉL

Sobre su vientre todopoderoso descansaba el bebé. La calidez de la tarde reclamaba sosiego mientras su mente insegura y extraviada daba a luz imágenes de sombras que se entretejían con recuerdos y añoranzas llegadas de muy lejos. Miraba sin ver a los ojos del muchacho, asociándolo no se sabe cómo al pan nuestro de cada día, a una tierra indefinida, y a un ya veremos. Respiraba con él.

viernes, 4 de noviembre de 2011

MORDIÓ LA VIDA CON GANAS

Como muestra de su desdén hacia la inconsciente avaricia de lo oscuro, mordió la vida con ganas, y fruto de tal bocado se quedo a solas con el recuerdo de las palabras, o a veces más a solas aún, sin palabras, sin recuerdos. Así estaban las cosas hasta que la piedra de aquella mirada cayó en sus ojos, y sus ondas, como una melodía prometida, se fueron abriendo paso en su pecho.

jueves, 3 de noviembre de 2011

LA DIETA

La continua necesidad de todo le tenía con el alma entre los dientes y, a falta de otro condumio de mayor sustancia, ingirió el consabido yogur y se fue a la cama. Más allá de las apariencias, en su interior se desarrollaba una lucha a muerte. Su hirviente cabeza imaginaba pantagruélicas cenas a base de lechones manchados de ciruela y pescadillas con guarnición de guirnaldas de azahar, eso y más imaginaba hasta que perdía el conocimiento y, ahora si, podía conciliar el sueño.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

EL COMEDOR DE NARANJAS OBLONGAS

La palabra “oblonga” era bonita, más bonita incluso que la naranja a la cual adjetivaba. Así pues, se llevó a la boca, con piel y todo, una naranja oblonga. Ahora supongamos que el comedor de naranjas oblongas tiene los ojos verdes, y supongamos también, ya puestos, que este personaje, a punto como está de entregar su espíritu en medio de densas nubes de azufre, no se le ocurre otra cosa que bostezar en plena agonía. Bueno, pues ya tenemos más que suficiente: una palabra, una naranja, un bostezo, y una muerte.

martes, 1 de noviembre de 2011

EL ACABOSE DE LA TERNURA

En aquél sueño, al vaivén de vientos, brumas y mareos alcohólicos, roncas muchedumbres de besos traían bajo el brazo millones de frágiles y transparentes abrazos. El latido procedente de tales aglomeraciones resultaba impalpable por momentos, henchido siempre y voluptuoso de normal. Era el acabose de la ternura. La realidad era más sencilla: su carne anhelaba esa otra carne que no era suya, y las gotas de luz convertían su embriaguez en acuosa.