La mariposa que parecía un colibrí en realidad era una mariposa. De colibrí no tenía nada, y por no tener no tenía ni plumas. La confusión viene por que a la mariposa le gustaba, y mucho, libar, y siempre que podía libaba a base de bien. El resto es conocido porque nos ha pasado a todos: libamos, y cuando libamos agitamos las alas como locos produciendo zumbidos extraños que no siempre son bien interpretados.
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