He visto madurar su boca hasta convertirse en dulce de agua y mango. La resultante cromática era un revuelto de rojo, mango y membrillo. Ese dulce creía haberlo guardado en un lugar seguro, pero nada es eterno y ahora me surgen dudas. A lo mejor es de las cosas que nunca llegué a saber. El dulzor iba y venía. Se desprendía limpio de su boca de agua en oleadas de sabor, y se iba…
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