La conciencia del ayer, esa vieja ausencia siempre presente, se unió en el hoy a lo irreal de su hermosura, haciendo mutar a su paso uno tras otro todos los iris y convirtiendo en murmullos lo que de lejos parecían ser marciales escuadrones de palabras. Como fuere, la evidencia de lo latente se resistía a ser revelada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario