domingo, 1 de abril de 2012

APETENCIA DE MUERTE

El amante, el amor y el amado se buscaban entre sí, vivos o muertos, pero nada encontraban salvo pequeños remansos de recuerdos y costumbres, alguna huella de edad mediana, y un extraño temor a la muchedumbre en el que todos coincidían. Tan magros resultados les animó a fundir palabra con palabra, labio con labio, de forma tal que, libres del tiempo, estrecharon las sombra contra sus pechos percibiendo, por fin, una incómoda apetencia de muerte.

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