sábado, 31 de marzo de 2012

MORIR DOS VECES

Y como no le sucedió cosa alguna digna de ser escrita, no le quedó otra más que imaginarla. Imaginó primero que le oían los sordos, hecho lo cual se hizo él mismo el sordo, luego el sueco, y de ahí pasó a imaginar que moría deseando aquello que ya tenía mientras otros perecían y los más vivían en el descuido. Luego se hizo centinela de su propia estupidez, para terminar pereciendo en una guerra cruel contra las invencibles fuerzas de los celos. Así pues, llegó a morir dos veces en apenas seis líneas, seis, y eso fue lo que escribió.

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