jueves, 20 de septiembre de 2012

AQUELLOS DÍAS EN TBILISI

A decir de los expertos que lo escucharon, se parecía mucho a la tercera nota aquella cosa que, no sin sofoco y gravedad, salió de su garganta dispuesta a explorar los antárticos aires de aquel hospital. No pensaba nada en especial. Los frotes y refrotes que siguieron al bramido hay que achacarlos a un brote de erotismo térmico dadas las temperaturas reinantes aquellos días en Tbilisi. La bala, los tres días a base de suero adulterado, el frío,...es difícil establecer la causa de su muerte.

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