domingo, 9 de septiembre de 2012

UN MONSTRUO

Su cabeza, de un peso y un grosor que rozaba lo fantástico, estaba dotada de sensores auditivos de un tamaño igualmente considerables. Se veía un monstruo. Un monstruo que escuchaba bien, pero no hablaba. Al principio pensó que sentía cosas indignas de ser expresadas con palabras, pero más tarde pensó que lo que ocurría es que sentía cosas indignas de ser sentidas. Sólo las palabras de aquella mujer resonaban en sus oídos como un conjuro salvífico.

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