miércoles, 26 de septiembre de 2012

Clarita como el agua, de su boca salió la más pura de las negaciones. Sin poso de moralina, sin vacilaciones, sin enojo, sin polvo ni paja que quitar. Nítido. Sencillo. Dijo no. Como un eco, como si nada estuviera pasando. Al cabo de unos segundos volvió a repetir el monosílabo. No tenía nada que decir. Cerró los ojos, le pusieron la capucha, y esperó a que la química hiciera su trabajo.

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