El día que descubrió el aburrimiento una gota de barro reinaba sobre el charol de su bota izquierda. Por la tarde supo de la existencia de las puertas desquiciadas y que si quería arroz con leche tenía que comerse antes la sopa. Ese día no comieron hasta las cinco. Por la noche ensució el puño de la camisa y tuvieron que echarle un comosellame que olía a rayos. Fue el mismo día que descubrió que lo apestoso limpia.
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