jueves, 13 de enero de 2011

AQUÉL DESGRACIADO GUA

Daría cualquier cosa por recordar el nombre del perfume que usaba aquella mujer, pero desde el día en el que olvidó sus canicas en aquél desgraciado gua no levanta cabeza. El agrio hedor de aquel recuerdo lanza sobre sus espaldas un tiempo dulce y mullido que mece el olvido en un ir y venir de instantes. Éstos, vistos de uno en uno, pudieran parecer infinitos.

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