lunes, 10 de enero de 2011

¿PARA QUÉ?

Tanto tiempo con la nariz aplastada contra el cristal ocupado en contar dolores y molestias, y luego ¿para qué? Dices que al menos sirvió para atraer la mirada de los sanos. No es verdad. Sólo te recreabas en el recuerdo del último útero lamido por el agua tibia y en quién de los dos sería el primero en meter la cabeza en la noche eterna.

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