viernes, 21 de enero de 2011

NEGROS COMO LA PEZ

Sus ojos eran negros como la pez, el aire gris y suave, y los secretos que tenía escondidos tiritaban suspirando por un poquito de sol y un largo descanso. Caía en un agujero tras otro y mientras arreglaba su sombrero, ligeramente aplastado por el tiempo, barruntaba maneras de mejorar la vida que le habían dado en arriendo. Su sueño, siendo natural, no era razonable.

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