Insólita e híbrida, enloqueció en medio de aquella llanura infiel víctima de un hervor de infierno. Loca y todo, durmió al aire, desbordó silencios heridos y comerció con suspiros de contrabando a cambio de ocultas volteretas que hablaban a las claras de lo difícil que resulta entenderse con las cosas y con los dioses, todo a un tiempo. Como fuere, la inmensidad de sus ojos habita aún hoy un pedacito de galaxia.
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