miércoles, 7 de diciembre de 2011

VODKA CON PASTILLAS

Gustaba de perder su mirada en el encapotado cielo de diciembre, y a pesar de vivir en un recipiente repleto de luz, o quizá por eso, su forma de vida rayaba la invisibilidad. De meada tranquila y meditativa, siempre quiso tener la piel marrón y algo aceitosa, como la de un cacahuete. Pero no hubo forma. Se fue con decisión pero sin urgencia, como una deidad de otro tiempo, un mal día en el ahogó el alma en un vaso de vodka con pastillas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario