martes, 3 de julio de 2012

DONDE ABREVAN LOS SINSONTES

Atónitos, los huesos permanecen inmóviles en ese retroceder constante que va del ser al no ser. El demente limo reposa en el trasfondo de la nada y es la noche, lívida y célibe a la vez, la que tamiza las voces y las conduce una a una al remanso líquido donde abrevan los sinsontes. Mientras, en la superficie, los desertores del vértigo escarban en los montones de respuestas abandonadas a las preguntas de siempre.

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