Yo solo me basto y me sobro para seguirme por inexplorados caminos neuronales, lodazales habría que decir, repletos de desmemoria y grasa. Solo y ausente de mí, sigo el seguimiento y hasta me persigo a horas inapropiadas y sin rumbo fijo. Pasa un rato y sigo. Absorto y cansado, sigo en la persecución, persistiendo por tanto en el encarnizado seguimiento del que me hago objeto, que tiene todos los visos de empezar a resultar inútil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario