De lejos parecía transparente, como algo o alguien proveniente de las sombras que vagaba de mundo en mundo esparciendo el virus del miedo. Si te acercabas un poco más, pareciera algo a medio camino entre las alimañas y los demonios, una especie de buñuelo panzón, con sobredosis de nalgas y patizambo, enfermo del mal del alma. A su lado, el pegajoso olor de su sudor te dejaba turulato.
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