lunes, 27 de septiembre de 2010

LOS MISTERIOS DEL LÁUDANO

Machucado de miedo y borrachera, y estando yo cansado y con un cierto puntito de desesperación, como solía ocurrir cada vez que el cansancio aposentaba sus reales en mis carnes más de lo debido, se me ocurrió la tontería de dibujar un círculo de tiza en torno al sueño para evitar que penetraran en mí los aullidos de los endemoniados. Al principio la cosa funcionó. Después, tuve que abrazar los misterios del láudano.

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