La vida nos confunde, y fruto de esa misma confusión resulta que, ese mismo ser que fue aún sin saber qué fue, ese mismito que asiste imperturbable a la descompuesta secreción de las estrellas, aquél que agrega muros a los muros, gestos a los gestos, se pregunta a propósito de lo que es y de lo quiere ser. A través de los intersticios entreverados del tiempo y el deseo, la vida nos confunde.
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