martes, 8 de febrero de 2011

REINO DE INSOMNES

La del anochecer sería cuando aquél hombre, molido y casi desecho de tanto trajín, pudo dar con sus huesos en un jergón de la pensión “La Lupe”. Sosegado a fuerza de cansancio, y falto como estaba de algún mago que le adormilara, se dejó llevar de la enfermedad incurable y pegadiza que tienen por costumbre padecer los poetas. Como fuere, cerró los ojos y pudo dormir, lo cual es mucho decir en este reino de insomnes.

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