domingo, 20 de febrero de 2011

NO ESPERABA TANTO

Allí donde comienza el desvelo de la desmemoria, allí estaba él. En rigor, nunca estuvo en otro sitio. Y fue allí también, precisamente allí, donde después de olvidar su nombre encontró la porción de ternura necesaria para ser quién siempre quiso ser. Aquél hallazgo le descolocó. No esperaba tanto.

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