martes, 19 de junio de 2012

MINERO

En lo más profundo de lo terrestre, es decir, en la pura intemperie, iba del aire al aire, y del silencio al silencio, recogiendo en su boca un sabor cierto e invisible a metal arrugado. El cuarzo desvelado de sus mejillas y los restos de tierra extenuada y triste encontrados entre los surcos de sus manos, atestiguan lo dicho. Con todo, especialmente a la hora del bocadillo, nunca dejó de buscar alguna veta de luz.

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