jueves, 7 de junio de 2012

PERORATA

Pecaba de introversión y vivía recluido en su micromundo, pero no se crean lo que no es porque él también tenía sus creencias, su corazoncillo y sus cosas. Solía pensar a modo de perorata, algo así como una letanía de voces sin palabras en la que iba engarzando uno detrás de otro las ocurrencias conforme se le iban ocurriendo, siendo como era lo corriente que nunca ocurría nada y todo se quedaba en puro pensamiento. Pensaba, por ejemplo, que todos los espíritus son santos. También los espíritus encriptados, como los de la piedra y la madera. A veces fabricaba criaturas fuera del tiempo, y eso era lo peor.

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