domingo, 17 de junio de 2012

PERO SE AMABAN

Le gustaba mucho, tanto, que habitaba dentro de él en un lugar plagado de pupilas gustativas muy próximo a su paladar. Aunque padecía jamacucos de origen inespecífico, su latido tenía un ritmo soñoliento y a veces tenía una mirada de plomo derretido, materiales todos ellos idóneos para el desgaste y la decadencia, lo cierto es que nada de eso parecía alterar el aire de buen rollo que había entre ellos. No está de moda y da un poco de vergüenza decirlo, pero se amaban.

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