domingo, 21 de octubre de 2012

DEMASIADO TARDE

Al contrario de lo que creyó en un principio, eran sus pensamientos los que producían su yo y no al contrario. Quizás por eso, hablaba de su muerte con la sutil ligereza propia de quien ya está muerto o, si no lo está, tiene al menos la vocación clara de estarlo como quien dice dentro de un rato. Y en esas estaba, imbuido en el aprendizaje de lo peor, cuando cayó en la cuenta de que a lo mejor también este camino carecía de sentido. Lamentablemente, ya era demasiado tarde.

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