martes, 4 de mayo de 2010

LA MUTACIÓN

Aquellos que encuentran sin buscar y tienen el don de predecir las catástrofes y los cambios quizás no concedan demasiada importancia a la aparición que tuvo lugar a un palmo de mis narices: delante de mí flotaban hileras de dientes resplandecientes bordeados de unos labios que se me antojaban jugosos y profundos. No fue sino mucho tiempo después que pude saber algo del pedernal que tenía por alma aquel ser con dientes de leche y carnosos labios de mango. La mutación sobrevino de golpe. Una negra polvareda se levantó recubriendo de fino humo negro el blanco pedernal, permitiendo de esta forma que la negruzca masa de la noche mostrara a las claras los secretos de su oscuridad primordial.

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