jueves, 20 de mayo de 2010

PALABRAS TEÑIDAS DE LEYENDA

Recuerdo con exactitud aquellas palabras teñidas de leyenda que salmodiaban extensas relaciones numéricas en las que se daba cumplida cuenta del registro de los vivos y de los muertos. Los infiernos estaban llenos hasta el décimo sexto círculo, y en lo que a los vivos se refiere podemos decir que nadie oyó el ruido del último estertor, y eso aún a pesar de que los pájaros, los grillos y hasta el propio viento enmudecieron sus habituales chanzas y sonajeros. Las desdichas de la tierra parecían infinitas y el amor, todo el amor, sólo el amor y nada más que el amor, se refugiaba en las salas de espera de los aeropuertos. Imposible obviar el hecho de que fueron moldeados con arcilla.

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