miércoles, 26 de mayo de 2010

LÁGRIMA

Como una lágrima sin suelo sobre el que descansar, esta gota de luz salada andaba descalza por los confines del universo, ora pisando arena, ora pisando tiempo, sin que jamás nadie le hubiera visto quejarse de magulladuras o cortes graves. Silencioso y azul, un cielo con forma de bóveda celeste le seguía allí donde iba, siendo tal su comportamiento por aquellos tiempos que pareciera como si aquella menudencia líquida en la que se resumía su ser ya hubiera estado allá donde acababa de llegar. Indistinta a todo, vomitaba sus penas a lo largo y ancho de los siete continentes. Finalmente, y en gran parte gracias al bueno del Peret, aquel grano con vocación de gotera terminó por caer en la arena, si bien es cierto nunca sufrió del vértigo introspectivo propio de las raíces cuando se dejan llevar en sus veloces desplazamientos interiores.

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