sábado, 2 de octubre de 2010

OLOR A SUSTO

Malvivía abrumado por la realidad, y tentado estaba de echarse a morir, cuando un huracán de odio se desató en el salón de su casa ahuyentando de esta forma la densa niebla de mosquitos que se cernía alrededor al sofá. Se disipó así la luna mora que aún flotaba en el blanco de sus ojos, y luchando a brazo partido contra la náusea, se levantó. Aquél esfuerzo titánico impregnó su ropa de un sudor con olor a susto.

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