miércoles, 27 de octubre de 2010

UN DÍA EXTRAÑO

Día extraño y a la vez maravilloso. Amanecí comido de inquietud, como un bote a la deriva que temiera evaporarse. La mañana avanzó entre un amasijo de lameculos y miedicas con alma y aspecto de granos de pus. Tarde de amor de lomo embuchado. El aguacero pudo llevarse el mundo, pero un extraño accidente doméstico, que bien pudiera ser un suicidio, puso fin a la noche. Astillas de luz violaron la muralla invisible.

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