domingo, 13 de marzo de 2011

VEINTIOCHO MIL OCHOCIENTOS LUNES

Rehén de una locura poco común, parecía condenado a una vida consistente en veintiocho mil ochocientos lunes vividos del tirón, uno detrás de otro. Y como conocía el futuro, amanecía con la carne como agallinada y la voz de cal. Le gustaría salir de este mundo, superar el desnivel de humedad de las sábanas amarillas, y pensar que el nuevo día que nacerá del vientre de esta oscura noche no sería otro lunes más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario