domingo, 17 de abril de 2011

SI FUERA TIERRA

Áspero e interminable como le sentía latir, intuyó que su corazón necesitaba aquello que finalmente encontró: una primavera que le sacara de sí mismo y le diera la vuelta como un calcetín. Y así fue como salió de ese tiempo impenetrable y silencioso del musgo verde, plagado de líquenes a modo de espesos recuerdos, y se acostumbró a la novedad de aquél corazón que latía a su vera. Si fuera tierra, sabría a menta.

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