El ramaje del tiempo y el aguachirle del amor no hacían sino acentuar sus andares de paria. El estado de las cosas podría resumirse así: un deseo desnudo de razones, un llanto largo y una fiebre creadora. Fuera del portal, los cambios no se notaban. Un gusano sucedía a otro en este quehacer consistente en amar lo oscuro.
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