¿Quién no tuvo un padre y una madre que perdieron igualmente a su padre y a su madre dándose la casualidad de que éstos extraviaron a su vez a los suyos, con el resultado final de que la frágil carne de la cual uno desciende aparece como derretida y disuelta en una amalgama de carnes anónimas que se pierden en el tiempo y que sólo reaparecen cuando, olvidado uno de sí mismo, observa que en derredor suyo apenas si quedan ya supervivientes?
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