El mundo fluye eternamente hacia delante, y el que más y el que menos posee visiones cartografiadas en su cerebro que le sirve para alimentar sus sueños y para descargar su cartera de recuerdos. Él, desde tiempos inmemoriales y aún a pesar de que apenas si se encontraba allí, persiguió en vano el tren de las siete y diez durante toda su vida. Siempre lo perdía.
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