viernes, 20 de enero de 2012

FUERA DEL ALCANCE DE TODA INTELIGENCIA

Se sentía atraído por ella, y a ella se entregaría aún a pesar de que los pesares incluyeran verse atraído hacía los más oscuros abismos oceánicos, y aún a pesar de que en su presencia sintiera cosas que quedaban fuera del alcance de toda inteligencia. Ella se llamaba Luna, y él no quería dejar de vislumbrar la Luna, de ahí que el aire de la mañana no fuera si no presagio de tormentos y que la presencia del sol no aportara otra cosa que descripciones de inútil eternidad poblada de llamas sulfurosas.

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