Con un ronroneo muy cercano al lenguaje, corren los muertos a enredarse y multiplicarse bajo una tierra que no les pertenece, cayendo así en un gesto grave y litúrgico sobre los más vivos de entre los vivos, esos que ya hace tiempo vaciaron sus botas de vino y se dedican ahora a iluminar con su dicha las oscuras calles del infierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario