Quizás fuera el delirante azul de sus ojos lo que le hacía ver con una claridad aterradora el inmenso vacío que agonizaba a su alrededor, o el incomprensible oleaje de las nubes que vagaban ya desde muy temprano sobre un cielo de inmutable azul celeste, o el recuerdo de sus muslos entrecruzados con los suyos cuando descansaban sobre aquel revoltijo de sábanas azul cinabrio…No sabe muy bien. El caso es que estaba triste, y todo era azul.
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