Del subsuelo de su cabeza surgían bocadillos de pensamientos repletos de huevos herniados, salsas de creencias envenenadas, y torpes alacranes que, aun a pesar de no ser peces ni anfibios, parecían encontrase en plena época de desove. No se encontraba bien, ni mal tampoco, la verdad es que no se encontraba, y el elenco de síntomas descritos apenas si reflejaban la profundidad del mal.
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