lunes, 3 de diciembre de 2012

SIEMPRE ES DEMASIADO TARDE

Ya desde muy joven aprendió a convivir con la parca, de forma que cuando se encontraron por primera vez ambos supieron que ese encuentro no sería el último. Habría otros.  Zigzagueante en vida, sumiso al tiempo, tenía la edad típica de los que no tienen esperanza y adquirió la fea costumbre de comerse las uñas y de morir dos o tres veces al día. Su frase favorita no deja lugar a dudas a propósito de la seriedad de sus intenciones. Siempre es demasiado tarde, decía.

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