Adolorida por un dolor que venía de lejos, gritó sin abrir la boca
con tanta furia que todos los seres sensibles que habitaban aquel rincón del
parque huyeron aterrados. Instantes después, unas venas muy azules se le
hincharon deformando grotescamente su rostro, y la bruma se convirtió en
aguacero cerrado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario