Su rostro, que parecía experimentar las deformaciones propias de
un alma que estuviera en los instantes previos a la resurrección, se asemejaba
mucho al mascarón de proa de un buque fantasma. Claro que sobre la promesa de
la resurrección de la carne se producen muchos equívocos, más de veinte seguro,
y muchos de ellos tienen su origen con las miserias que habita en alma en
cuestión antes de ser resucitada. En su caso, y debido al aspecto encorvado de
su figura, cualquiera podría pensar que en su vida inmediatamente anterior fue
constructor de pirámides.
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