Una
caja y dos nubes, una guitarra rota que desapareció entre montañas de ropa
sucia, y un piano imaginario capaz de contener el aire. Tiene también un montón
de huesos disecados procedentes del último Tyranosaurios Rex que anduvo por
Waden Wutemberg, una toalla mágica salpicada de caracolas, algunas sandalias, y
tres camisas que le desnudan. Y tiene más cosas. Por tener, casi todos los días
Antonio tiene sueño…y sueños…y una moneda para los músicos…y hasta un armario
donde guarda en perfecto desorden los colores, los calcetines...y una canción.
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