Desconocía o al menos decía no
saber nada de casi todo, pero lo cierto es que tanta ignorancia resultaba
innecesaria. Abducido de esa forma tan exagerada por la innecesidad, no le
quedó otra que rebuscar en su interior para ver si por ahí pudiera haber algo,
digamos que un camino, que le condujera a algún lugar, o a un no lugar al que
se pudiera llegar sin necesidad de saber todo lo que hoy día se exige saber
para retornar muy rápido al mismo sitio del que partimos.
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