No sé si por encantamiento o por via ordinaria, el caso es que se propuso construir, sin que ella lo supiera, una cama blanda que hiciera las veces de tálamo dichoso. Y nada. Con esa extraña ligereza propia de las enamorados, se puso a la tarea con desoyendo a versados peritos en esto del amor que recomiendan ir de poco a poco. No dio tiempo. Ella se fue, y él nunca dijo nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario